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Devocionales

En esta sección ponemos a tu disposición devocionales que edificarán tu vida y te acercarán mas a la presencia del Padre ¡Te invitamos a sumergirte en ellos!

¡Dichoso a quién Tu escoges!

Por Ester Quintana

             Me llaman la atención dos palabras de este texto: Dichoso y Saciémonos. ¿Cuántas veces hemos estado realmente dichosos por acceder libremente ante la presencia de Dios? ¿Cuánto de lo que hacemos en Dios es con un profundo sentimiento de gozo? Es por Jesús que podemos presentarnos ante nuestro Señor, gracias a su respuesta en la cruz. Jesús tuvo la opción de bajarse de la cruz y dejar de sufrir pero dijo NO.

 

             Por otro lado, saciar significa satisfacer por completo una necesidad o un deseo, hacer desaparecer el hambre, llenar, atiborrar, saturar. Entonces no es casualidad que en su presencia haya plenitud de gozo, por este motivo, no podemos estar en El sin que algo pase en nuestro espíritu. No accedemos a su presencia por rito o ceremonia, por rutina o costumbre. Entramos en el lugar más preciado para saturarnos del bien de su casa, de su santo templo. Para ser transformados mediante la renovación de nuestras mentes.

 

¡Cuando estamos en su presencia algo tiene que pasar!

        Cuando leemos este versículo, podemos reflexionar entorno a la presencia de Dios. En el antiguo testamento, sólo un grupo reservado de personas (los levitas) podían acceder a los atrios del tabernáculo, efectivamente este era un gran honor y era altamente valorado. Se requería realizar un proceso exhaustivo para poder presentarse dignamente a la presencia misma de Dios (Números 3:5-10).

        Por esta razón el rey David llega a decir: ¡dichoso a quien tu escoges!

 

        Pero cuando Jesús murió, entonces hace accesible este honor para todos nosotros. “Entonces Jesús volvió a gritar con fuerza, y entregó su espíritu. En ese momento la cortina del santuario del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. La tierra tembló y se partieron las rocas” (Mateo 27:50-51.NVI). La cortina que separaba el lugar Santo del lugar Santísimo se rompió en dos en el momento en que Cristo murió, simbolizando que la barrera entre Dios y los hombres ha sido quitada (Hebreos 9:1-14).

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